
La transformación de la mariposa: 3 aprendizajes para el duelo
La metamorfosis que da lugar al nacimiento de una mariposa, es un proceso que tiene muchos paralelos con el desarrollo del duelo, cuyo desenlace por excelencia es la transformación hacia una nueva forma de vida, no solo para quien partió, sino para quien queda.
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A continuación, 3 aprendizajes para el duelo del proceso de transformación de la mariposa:
- Los cambios van más allá de lo evidente.
Quienes han atravesado la pérdida de un ser querido, pueden sentirse anclados a la tierra, así como la oruga. La pesadez y el vacío extremo que llegan al vivir la muerte de esa persona especial que lo era todo y al mismo tiempo reconocer la propia muerte al futuro imaginado, impiden mirar más arriba del propio desconsuelo.
No obstante, en medio de la oscuridad de la noche y casi ante todo pronóstico, un proceso de transformación inminente está por empezar. Con una necesidad imperiosa de salir del letargo y la inactividad, la oruga inicia un arduo trabajo de ingestión, crecimiento y construcción de la pupa o crisálida para su protección, con poca o ninguna aportación hacia el exterior, pero con todo el poder transformador en su interior.
El duelo es una travesía individual e inevitable para todo aquel que ama y deja de tener la oportunidad de hacerlo físicamente a causa de la muerte. Es un proceso de contrastes que a su vez es desgarrador y reparador, debilitante y potenciador, en donde aparentemente no hay avances notables, pero sí la gran reconstrucción está sucediendo en el interior.
Durante el duelo, se está gestando el renacimiento de una nueva persona, quien en el momento adecuado levantará su vuelo para encontrarse en una dimensión diferente con el recuerdo del ser querido y con la confianza de un futuro esperanzador. Conoce aquí los talleres de apoyo psicológico liderados por expertos en duelo y encaminados hacia el bienestar emocional individual y familiar.
- La resistencia al cambio impide el vuelo
En el duelo, la resistencia al cambio puede venir con una necesidad de no dejar de sufrir pensando que de esta manera se hace evidente nuestro amor por esa persona que ya no está. Pero esta posición impide celebrar la posibilidad de haberla conocido y compartir su vida.
La aceptación entonces, se vuelve una aliada importante en el proceso de transformación. Reconocer el cambio y la nueva realidad sin el ser querido, ver la situación como es tal cual en el presente e identificar las nuevas posibilidades que están a disposición para seguir viviendo, permitirán vislumbrar un potencial futuro.
La recta final de la pupa o crisálida, deja en claro una cosa: la oruga pronto se convertirá en un nuevo y diferente ser reconstruido, con nuevos recursos y capacidades. Aunque su cuerpo tenga que pasar por varios estadíos y que con cada uno tenga que experimentar la muerte, lo único que la oruga tiene en la mira es que pronto tendrá nuevas alas para poder volar.
- Un nuevo nacimiento
Cada mariposa es única, así como lo fue su proceso de transformación. De la misma manera es el duelo, es tan único, complejo y tan profundo para cada persona que su adecuada, paciente y dedicada elaboración dará como resultado un nuevo ser.
Renacer es recuperar la ilusión por la vida, encontrar esos pequeños pero importantes orificios por donde salir de la crisálida y con un leve pero seguro aleteo emprender vuelo hacia la vida, transformando el dolor para lograr un pacto con la soledad, la tristeza, la ausencia y el vacío a través del amor que no se destruye sino que trae serenidad y fortaleza para seguir viviendo una vida con propósito.
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