Una luz para honrar su recuerdo

Durante miles de años, la luz representada en una vela, una lámpara o una antorcha ha significado el acto de disipar las tinieblas del camino. Interpretaciones de la luz como símbolo de paz, purificación, liberación y guía, han permitido que este elemento sea usado en momentos importantes de la vida, así como también, ha sido una herramienta fundamental en procesos de duelo permitiendo a los familiares encender una luz para honrar el recuerdo de su ser querido. 

La luz o la ausencia de ella, de forma silenciosa, nos ha acompañado toda la vida. Dependiendo del momento y las circunstancias, usamos más o menos luz. Sin embargo, no solo nuestro entorno se ve afectado por este importante elemento, sino también nuestras emociones.  Una luz encendida, en un espacio dispuesto para la reflexión, puede permitir a una persona sentirse en calma para poder expresar sus sentimientos.

La vida propia también está llena de luz. Recibir la sonrisa de alguien más, un abrazo en un momento de tristeza o unas palabras de aliento en medio del dolor, son manifestaciones de la presencia de esa luz. El recuerdo de la luz de otra persona, puede alegrar nuestra vida, motivarnos a tomar decisiones, animarnos a avanzar y también a agradecer. 

Una luz que sigue viva

Quien vive el fallecimiento de un ser querido, se enfrenta naturalmente a sentimientos de dolor, tristeza y soledad. No obstante, recordar que esa persona dejó en otros una herencia de vida a través de su luz, dará una connotación esperanzadora a su memoria, ayudando también en el proceso de elaboración de duelo.

Al encender una luz para honrar su recuerdo, los familiares y amigos podrán, en torno a una ceremonia única e íntima y acompañados por un profesional experto, aceptar la partida de su ser querido, agradecer por su vida, desearle luz en su camino, recibir su luz y también, darle lugar a una despedida sentida cerrando el ciclo como parte esencial en el inicio de un proceso adecuado de duelo.  

Elaborar positivamente un proceso de duelo, no se trata de olvidar a la persona que falleció, más bien, se trata de tener una relación saludable con su recuerdo. Apreciar haber tenido su presencia, seguir amando a esa persona y hacer significativa su memoria, hacen evidente una buena gestión emocional, una vez atravesadas las etapas del duelo. A través del acto de encender una luz en su nombre, no solo se honra su memoria, sino que también, es una oportunidad para expresar los sentimientos. 

La luz también permite visibilizar aspectos pendientes para elaborar y sanar de manera adecuada; permite visibilizar la verdad y exteriorizar agendas ocultas que al ser manifiestas pueden favorecer gestionar aspectos importantes de las fases del duelo que se pueden mediar y propiciar por medio de este espacio. 

Conmemorar su legado

En una ceremonia de luz, familiares y amigos se reúnen en torno al agradecimiento por la persona que falleció con el motivo de conmemorar su vida, su cumpleaños, su aniversario o encender una luz para honrar su recuerdo. Es un espacio único que, a través de la guía de un psicólogo experto en el manejo del duelo, busca sanar y aliviar las cargas emocionales por la partida del ser querido, aportando bienestar y gestión  emocional al transformar la experiencia dolorosa de la muerte. 

Cada ceremonia de la luz es única y espontánea. No hay ceremonias iguales. Experiencias de diferencias familiares durante largo tiempo, expresión de emociones contenidas, “liberación” de culpas y cargas emocionales de muchos años y hasta concesión de perdón, hacen de este tipo de ceremonias un espacio propicio para favorecer la resolución de situaciones difíciles en torno al bienestar particular y familiar. 

Teniendo en cuenta que ante un duelo por la pérdida de un ser querido la mejor herramienta para avanzar hacia la sanación emocional  es expresar los sentimientos, no todas las personas logran hacerlo de esta manera. Duelos acumulados o postergados, temor al rechazo por manifestar sus emociones, temor a no recordar los sucesos dolorosos del pasado para no afectar el recuerdo de la persona, entre otros, pueden jugar en contra a la hora de exteriorizar los sentimientos. 

Sin embargo, familias que han vivido la experiencia de despedida a través  de la ceremonia de la luz, han encontrado en este espacio íntimo, una oportunidad para reconocer sus sentimientos respecto a la partida de su ser querido y al mismo tiempo, solidarizarse con otros miembros que de maneras diferentes también se han visto afectados por su ausencia, consolidándose así  red de primaria de apoyo y de confianza fundamental para estos momentos. Escuchar lo que otros viven frente a la misma situación, enriquecerá el propio proceso de duelo, al mismo tiempo que sensibiliza a la persona frente al duelo de otros. 

El fallecimiento de un ser querido, afecta a toda la familia. Reunirse en torno a una luz en honor a su recuerdo es una experiencia que pueden compartir todos los miembros de la familia. Desde niños hasta adultos, de la mano del psicólogo encargado, podrán vivir la experiencia de compartir sus pensamientos, evocar momentos y enseñanzas en torno a la persona que falleció e incluso, verbalizar sus pensamientos sobre lo que está siendo más difícil por su ausencia. 

Cabe anotar que dichas ceremonias para honrar a través de la luz el ser querido fallecido, no tienen una connotación religiosa. Al ser un acto simbólico y emotivo, debe respetarse la libre profesión de fe, favoreciendo de esta manera la relación espiritual que cada persona pueda desarrollar en su proceso individual de despedida frente al fallecimiento de su ser querido. Honra la memoria de tu ser querido a través de una ceremonia de luz. Conoce todos los detalles en memorias.com.co